Zona henequenera El henequén se cultivaba en Yucatán desde la época prehispánica. Los españoles no hicieron mucho caso de ello; pero en varias fincas destinaban pequeñas superficies para sembrarlo y aprovechar la fibra para cuerdas. En 1780 y años subsecuentes, se comenzaron a exportar cables para barcos; de 1811 en adelante, además de jarcias y cables, se exportaban hamacas y costales. Ante esta demanda, en 1830 se constituyó una sociedad que adquirió la finca Chacsinkín y destinó 32 ha para su especial cultivo; en otras haciendas se hizo lo mismo. La sublevación indígena de 1847 paralizó la extensión del cultivo, ya que además se arrasaron planteles. Pero a partir de 1850, muchas fincas dedicaron regulares extensiones de terreno. Se estima que en 1860 había 200 ha sembradas, que en 1869 aumentaron a 16,000 ha y en 1878 hasta 26,080 ha, según la cifra oficial. Para este siglo, las primeras estadísticas señalaban 146,420 ha, en 1909, y 375,034 ha, en 1912. Pasada la Primera Guerra Mundial, se restringió la siembra en 1921 y algunos años subsiguientes, por lo que en 1935 la superficie total sembrada era de apenas 83,100 ha. En 1937, el presidente, general Lázaro Cárdenas, vino a Yucatán para dirigir la reforma agraria en la zona henequenera; se les dejó a los dueños de las haciendas lo correspondiente a la pequeña propiedad (300 ha) y el resto de la superficie se legalizó como ejidos, beneficiando a 23,000 ejidatarios agrupados en 273 sociedades de crédito ejidal. En 1938 se creó la institución llamada Henequeneros de Yucatán, la cual tuvo a su cargo el manejo de la nueva organización. Ante los barruntos de una nueva conflagración mundial, se formularon planes de aumento de las siembras de henequén, que fluctuaron entre 5,000 a 10,000 ha anuales, por lo que en 1950 llegó a 131,830 ha, y en 1952 a 137,000.
Dado que el suelo óptimo para el henequén es calizo, seco, pedregoso y con poca tierra, se fueron desechando las áreas que no presentaban esas características, ya que sus rendimientos eran pobres. Por eso, cuando en 1955 desapareció Henequeneros de Yucatán y el Banco de Crédito Ejidal se encargó del aspecto agrícola, se formuló una nueva delimitación de la zona henequenera, que abarcó 54 municipios con una extensión total de 118,000 ha, y población total de 335,000 habitantes, considerándose 115,000 como población rural y 220,000 como urbana, pues incluía la de Mérida (160,000 habitantes) y de las cabeceras municipales que entraban en la categoría de urbanas. El número de ejidatarios, que en 1950 se estimaba en 32,000, pasó a 45,000 en 1955, a 53,000 en 1960 y a 65,000 en 1970. Desde 1956, Luis Echeagaray Bablot, quien había sido jefe de los trabajos de irrigación en el estado y en esa fecha era subsecretario de Recursos Hidráulicos, en su estudio sobre la zona henequenera, señaló que ésta sólo podía sostener a 19,000 ejidatarios y que era urgente solucionar el problema, lo cual no se realizó, pero se aminoraba con subsidios aportados por el gobierno federal, que tenían que ser aumentados constantemente, pero las percepciones de los ejidatarios cada vez eran menores. Parte de la población comenzó a emigrar o a buscar trabajo en otras áreas, por lo que en 1980 el número de ejidatarios bajó a 52,000; en 1985 eran 47 000 y en 1990, 40,000. En 1992 se canceló el subsidio federal, se liquidó a cerca de 32,000 ejidatarios y se suspendieron las labores agrícolas. Solamente subsistieron las plantaciones de los parcelarios y pequeños propietarios.