Zavala y Sáenz, Lorenzo de (1788-1836) Nació en la ciudad de Mérida el 3 de octubre de 1788, siendo sus padres Anastasio Zavala y Velázquez y María Bárbara Sáenz y Castro. Estudió gramática latina con el distinguido Diego O’Horan e ingresó al Seminario de San Ildefonso donde entre 1802 y 1805, fue discípulo de Pablo Moreno, junto con Andrés Quintana Roo, Manuel Jiménez Solís, Rafael Aguayo, Juan de Dios Enríquez, Pantaleón Cantón y otros. A pesar de ciertos enfrentamientos que sostuvo con maestros de tendencia tradicionalista y conservadora, siguió en el Seminario hasta 1807.
En la ermita de San Juan Bautista se reunía un grupo de fieles para promover, con su pastor el padre Vicente María Velázquez, el culto al santo patrono. Este grupo, conocido como Los Sanjuanistas, atrajo a muchas personas con tendencias liberales, en particular a los discípulos de Pablo Moreno, que leían y comentaban las noticias venidas de España y muy particularmente de Cádiz donde, en 1812, se proclamó la Constitución de la Monarquía. Pronto la sociedad se transformó en un club político y apoyó a los candidatos liberales en las primeras elecciones realizadas en el imperio español, para constituir el Ayuntamiento constitucional en el cual Zavala asumió el cargo de secretario.
Después de difundir artículos manuscritos, Zavala aprovechó la llegada de la imprenta a Mérida para fundar su primer periódico, El Aristarco, que salió a la luz el 2 de abril de 1813. El 20 de mayo del mismo año, asumió también la dirección de El Redactor Meridano. La prensa permitía difundir a las masas las ideas liberales que sostenían tanto Los Sanjuanistas como la Constitución, poniendo en peligro los intereses de la clase dominante y de la Iglesia. Sin embargo, a raíz del retorno a España de Fernando VII y del regreso del absolutismo, la Constitución fue derogada y todos sus actos declarados nulos. En Yucatán, desde julio de 1814, los rutineros o miembros del partido conservador, ordenaron la desaparición del Ayuntamiento constitucional y el encarcelamiento de sus miembros más prominentes. Vicente María Velázquez fue recluido en el Convento de la Mejorada y Lorenzo de Zavala, junto con Matías Quintana y Francisco Bates, enviados a las mazmorras de San Juan de Ulúa donde permanecieron tres años.
Durante estos tres años, Zavala perfeccionó sus conocimientos del idioma inglés y, por algunos marinos españoles, fue iniciado en la masonería. De regreso a Mérida propagó estas creencias y ritos formando las primeras logias. Al restablecerse la Constitución en Yucatán, la mayor parte de Los Sanjuanistas militaban en las logias junto con muchos rutineros y el propio capitán general de la provincia, Mariano Carrillo y Albornoz. En 1820, Zavala fue electo diputado a las Cortes de España, pero sus discrepancias con Carrillo llegaron a tal punto, que éste apostó cañones para amagar a la muchedumbre que lo amenazaba con una sublevación y obligó a Zavala y a Manuel García Sosa a embarcarse para cumplir con sus deberes. En La Habana, Zavala publicó su Idea del estado actual de la capital de Yucatán.
En España, varios diputados sostenían la idea de crear en América tres monarquías encabezadas por miembros de la realeza española, una en México y las otras en Perú y Nueva Granada. Zavala fue uno de los encargados de redactar el proyecto. Aunque rechazado, creó una fuerte impresión entre los diputados americanos. Después de permanecer en París y en Londres, Zavala viajó a los Estados Unidos y no regresó a México sino hasta 1822, siendo electo diputado al primer Congreso Nacional como ferviente partidario de Agustín de Iturbide. Sin embargo, sintiendo los cambios que se avecinaban, su entusiasmo decreció poco a poco hasta sostener a los adversarios del Imperio. A la caída de Iturbide, contribuyó ampliamente a la adopción del federalismo en la Constitución de 1824. Así mismo, sostuvo la necesidad de crear el Distrito Federal, segregándolo al estado de México.
Distanciado de las logias masónicas del rito escocés y con el apoyo del ministro plenipotenciario de Estados Unidos, Joel R. Poinsett, fundó varias logias del rito yorkino supeditadas a la gran logia del Águila Negra. Con el tiempo y según lo había planeado Poinsett, estas logias apoyarían la influencia americana en México, a expensas de la influencia europea. Con el apoyo de los yorkinos, fue electo gobernador del estado de México donde logró grandes mejoras materiales y sociales. Fue en el estado de México donde Zavala, después de la conspiración del padre Arenas, hizo aprobar el decreto de expulsión de los españoles y logró que éste fuera adoptado por el gobierno federal.
En las elecciones presidenciales de 1829, Manuel Gómez Pedraza fue legalmente vencedor, pero los yorkinos, cuyo candidato era Vicente Guerrero, se sublevaron por instigación de Zavala y sobre todo de Poinsett, para imponer a su candidato. Acusado de apoyar la sublevación, el gobernador del estado de México se enfrentó directamente al gobierno federal y fomentó el cuartelazo de la Acordada durante el cual fue saqueado el Parián y asesinado el juez que había procesado a Zavala. Impuesto Vicente Guerrero por este primer golpe de estado de la joven nación, Zavala fue nombrado ministro de Hacienda, separándose del gobierno del Estado de México. Pero los enemigos de Zavala, algunos de los cuales integraban el gabinete de Guerrero, habían logrado ya la expulsión de Poinsett y obligaron a Zavala, a pesar de sus méritos, a renunciar a su cartera y a aceptar una misión en Yucatán donde una facción sediciosa que sostenía el centralismo, había tomado el poder. El gobernador José Segundo Carvajal lo amenazó de muerte y lo obligó a reembarcarse sin cumplir su misión. Poco después, Guerrero fue depuesto por Bustamante, quien persiguió despiadadamente a todos los liberales. En su obra Ensayo histórico de las revoluciones de México, Zavala relata estos largos años de lucha entre facciones políticas o mejor dicho, entre logias masónicas.
Temiendo lo peor, Zavala se embarcó en Veracruz con rumbo a los Estados Unidos cuya estancia relata en su Viaje a los Estados Unidos del Norte de América. En Nueva York, formó una compañía para colonizar las grandes extensiones de tierras que tenía concesionadas en Texas. Imposibilitado para regresar a México, viajó por Europa fijando por algún tiempo su residencia en París, donde escribió su famoso Ensayo histórico, publicado en 1831. Cuando de nuevo el partido yorkino triunfó de los escoceses, Zavala regresó a México y fue restablecido como gobernador del Estado de México, planteando en su discurso en la apertura del Congreso, el problema de los bienes del clero. Reelecto gobernador, promovió leyes para repartir tierras pertenecientes a la Iglesia y para prohibir el ingreso de religiosos provenientes de otros estados.
En 1833, fue electo de nuevo diputado por Yucatán al Congreso de la Unión, pero poco después Gómez Farías lo nombró ministro plenipotenciario en Francia y encargado de negocios ante la Santa Sede. Salido Gómez Farías y asumiendo Barragán la presidencia de la República, Zavala, ante el peligro que corrían los principios liberales, renunció dignamente a su cargo y viajó a Texas.
En octubre de 1834, asiste en México a una reunión donde se discute la separación de Texas del estado de Coahuila, sin lograrse ningún acuerdo. En reuniones posteriores celebradas en Texas, su posición se radicaliza ante las posturas reaccionarias y antiliberales del gobierno de México, llegándose al extremo de repeler con las armas a los recolectores de impuestos y a los destacamentos que los escoltaban. En noviembre de ese año, se hizo una enérgica protesta contra el gobierno mexicano que adoptaba el sistema centralista y el 1 de marzo de 1835, en Brazoria, se proclamó la independencia de Texas firmada, entre otros, por Zavala. Al formarse el gobierno provisional de esta república, Zavala fue electo vicepresidente, puesto al que renunció el 22 de octubre del año siguiente. Falleció el 16 de noviembre de 1836, en Zavala’s Point, Texas.