Quijano y Dávila, Juan Esteban Fue hijo del gobernador y capitán general Antonio de Figueroa y Silva. Casó en 1755 con Petrona Cetina y Lara. Militar y comerciante; en un principio teniente de milicias y luego capitán; pero dejó la carrera de las armas.
Perteneció a una de las más importantes familias españolas que se establecieron en Mérida durante la época colonial. Fue síndico procurador general durante dos años, además de alcalde ordinario y de la Santa Hermandad de esta ciudad. También fungió como administrador del Pocito y la Alhóndiga, y juez general de Bienes de Difuntos y Herencias Ultramarinas. Entre sus virtudes resaltó la modestia y la caridad. Edificó a su costa el templo de Nuestra Señora de San Sebastián, el cual era de madera y paja, muy deteriorado, y construyó otro en su lugar hecho de mampostería, el cual fue ampliado y años más tarde le fueron agregadas otras mejoras materiales.