Frontón Es una de las expresiones del deporte llamado pelota vasca, uno de los más antiguos juegos de pelota. Sin embargo, este juego no nació en el viejo país vasco sino que, a juzgar por las reseñas de los investigadores, tiene sus orígenes en los bellos bosques de Honduras. Acisclo Karag dice en su Diccionario de los deportes que «la sorpresa de los españoles ante la pelota de hule, debió de ser similar a la de los antiguos pobladores de América ante el huevo de la gallina y la luz de aceite, que permite vivir parte de la noche». Gonzalo Fernández de Oviedo, el erudito historiador español, describe la pelota en los siguientes términos: «Estas pelotas saltan más que las de viento, porque de sólo soltarlas de la mano a la tierra, suben mucho más para arriba e dan un salto e otro, e muchos, disminuyendo en el saltar, por sí mismas». En Copan, en la frontera con Guatemala, en las hermosas selvas de Honduras, corazón del viejo imperio de los mayas, debió nacer la pelota, porque en sus bosques crece, vigoroso, el árbol del hule. El frontón maya de Copán aparece intacto entre los grandes árboles, no lejos de un río rumoroso. Debajo de él existen dos frontones enterrados. La cancha se edificó hacia fines del siglo VI. El frontón más antiguo, del que sólo emergen algunas piedras, data del siglo IV. El frontón maya no tiene pared, porque su juego se parecía al del baloncesto (ver: Pelota maya, en este mismo Apéndice). A mediados del siglo pasado, en Europa la pelota se jugaba de cuatro modos: a largo, a rebote, a trinquete y a blaid (o blé). Los tres primeros cayeron en desuso, generalizándose entonces el último, esto es, el que se practica en frontones. En el primer cuarto de siglo, el juego de pelota se extendió hasta China. Con el nombre de Federación Internacional de Pelota Vasca, se constituyó en Buenos Aires, el 18 de mayo de 1929, una Asociación de Organismos Deportivos, para regir este deporte en el ámbito internacional. Entre las modalidades del frontón se cuentan el frontón cubierto (cualquiera con techumbre), frontón del pueblo (terreno cuya base principal es una pared de 10 a 12 metros de altura), frontón de rebote (terreno apropiado para el rebote, de 100 a 110 metros de longitud por 15 a 20 de altura), frontón descubierto (cancha que además de frontis presenta a la izquierda una pared perpendicular que puede ser utilizada por el jugador), frontón francés (de una sola pared) y frontón rústico (con una pared de 5 metros de altura por 5 o 6 de ancho, con el terreno extendido a derecha e izquierda sin mucho fondo, pues se destina para el juego de mano. Se llama también plaza).
En Yucatán, el primer frontón se construyó en el Estadio Salvador Alvarado de Mérida y el juego tuvo muchos adictos, hasta que decayó y prácticamente desapareció. Entre algunos de sus pioneros estuvieron Gonzalo «Sansón» Novelo, Bruno Gamboa, Trino Fitzmaurice, Augusto Pérez Alpuche, Leopoldo Castro Gamboa, Juan Sosa Castro y Renán Castro Montes de Oca (primeros campeones de frontenis) y más recientemente, Héctor Arellano Navarro, que vino a radicar aquí y trajo nuevas técnicas. En el Cuartel de Dragones, Sindicato del IMSS y Kukulcán, se instalaron otros frontones.