¡Atió! De ¡Ay Dios! —Sorpresa, asombro: «—¡Atió!, ¿tú aquí?» También se utiliza como aceptación de algo evidente, en lugar de «desde luego», o «¡claro, qué tontería!» «—¿Ya supiste que cayó el gobernador?» «—¡Atió!»… y por el tono se sabe si la noticia era o no conocida.